
El
propio sistema de Freud trascendía el concepto de “enfermedad” y “curación” y se preocupaba por
la “salvación” del hombre, más que sólo por una terapia para pacientes con una enfermedad mental.
Freud respondió a esta pregunta quizá más claramente con la frase: “Donde estaba el Id* allí
debería estar el Ego.” Su finalidad era el dominio de las pasiones irracionales e inconscientes por
la razón: la liberación del hombre del poder del inconsciente, dentro de las posibilidades del hombre.
El hombre tenía que cobrar conciencia de las fuerzas inconscientes que había en su interior,
para dominarlas y controlarlas.
Si bien Freud representa la culminación del racionalismo
occidental, su genio consistió en superar al mismo tiempo los aspectos falsamente racionalistas
y superficialmente optimistas del racionalismo y en crear una síntesis con el romanticismo, el
movimiento mismo que, durante el siglo XIX, se opuso al racionalismo por su propio interés y reverencia
por el lado irracional y afectivo del hombre.
*El “Ello” o “Id” es la parte primitiva, desorganizada e innata de la personalidad, cuyo único propósito es reducir la
tensión creada por pulsiones primitivas relacionadas con el hambre, lo sexual, la agresión y los impulsos irracionales.

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