Un sistema puede dar la impresión de eficiencia, si sólo nos interesa la inversión y
el rendimiento. Pero si tomamos en cuenta lo que los métodos dados en el sistema
hacen con los seres humanos, podremos descubrir que éstos se hallan aburridos,
ansiosos, deprimidos, tensos, etc. Los resultados podrían ser dos:
1) La imaginación
de tales individuos discurriría con gran trabajo debido a su patología psíquica, no
serían creativos, su pensamiento sería rutinario y burocratizado y, en consecuencia,
no brotarán de ellos nuevas ideas o soluciones que contribuyan a un desenvolvimiento
más productivo del sistema
2)Padecerían muchas enfermedades físicas, producto de la tensión; y este menoscabo
en la salud es también un perjuicio para el sistema. Si, encima, advertimos lo que esta
tensión y angustia producen en su relación con sus esposas e hijos y en su desempeño
como ciudadanos responsables, puede colegirse que para el sistema como un todo el
método, eficiente en apariencia, resulta ineficiente no sólo bajo un criterio humano,
sino también de acuerdo con un criterio meramente económico.

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