En su
desarrollo histórico, cada sociedad queda apresada en su propia necesidad de sobrevivir en la forma
particular en la que se ha desarrollado y generalmente logra esta supervivencia ignorando los fines
humanos más amplios que son comunes a todos los hombres. Esta contradicción entre el fin social
y el universal conduce también a la fabricación (en una escala social), de toda clase de ficciones e
ilusiones, que tienen la función de negar y racionalizar la dicotomía entre las metas de la humanidad
y las de una sociedad dada.

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